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Roberto Zurbano |
Roberto Zurbano, intelectual cubano y editor en Casa de las Américas
(Organismo gubernamental y editorial que otorga premios y becas, es un centro
para artistas e intelectuales en Cuba), escribió un artículo publicado el 23 de
marzo en el New York Times apuntando que la Revolución en Cuba aún no había
empezado para los negros o afro-cubanos. Zurbano, también antiguo
vicepresidente de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), ha puesto
la voz de la demanda en un tema que se suponía la Revolución ya había
sobrepasado: el racismo. La Revolución Cubana, sin duda, intentó erradicar las
diferencias tanto sociales, de género, económicas y también raciales, sin
embargo y de acuerdo con Zurbano, el racismo ha permeado en los modelos
sociales, en la estructuras de poder y en el demarcamiento de fronteras entre
los barrios. Esta inequidad, evidente para los ojos de este intelectual y de
muchos otros, pareciera no ser tan clara y evidente para el gobierno cubano.
El artículo que
Zurbano publicó en el NYT llegó a mis manos (por azares del destino, quizás)
pocos días antes de mi viaje a La Habana, Cuba, y lo que ahí se expone me
intrigó de sobremanera, me planteé ver si estas acusaciones eran mera
propaganda “contrarrevolucionaria”, o en efecto, una denuncia del racismo que
ha persistido en Cuba, aún después de 54 años de que la Revolución haya
triunfado y “erradicado” los restos de prejuicio racial establecidos desde
tiempos coloniales.
Para entender las
relaciones raciales en Cuba hay que retroceder hasta la sociedad de plantación
del siglo XIX. Esto significa volver a los momentos del Imperio Ibérico. Fue
este sistema el que creó un modelo de diferencia, basado en el color de la
piel, para mantener un sistema estable y barato de labor/esclavitud basado en
negros/africanos. Es tanto esta dinámica racial como la compulsión por mantener
el control sobre la división del trabajo y los recursos de producción, lo que
se mantuvo consistente desde los tiempos de la colonia hasta la independencia
(1492-1898), y todavía es visible aún en la Cuba post-revolucionaria. En mí
opinión, sin importar la retórica revolucionaria, el racismo es algo que está
vivo y activo en la Cuba moderna. Después de 10 días en la Isla pude encontrar
los argumentos que validan esta posición, mismos que explico en los párrafos
siguientes.
Una vez en la
Habana, lo primero en lo que se puede percatar el turista, es en la cantidad
masiva de propaganda revolucionaria en edificios de gobierno, grafiti,
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CDR: Comité de defensa de la Revolución |
mantas
espectaculares y en los medios de comunicación –también lo podemos ver en la
moneda, que contiene las caras de los héroes de la nación que liberaron a Cuba
de la dictadura de Batista y de España. Estos padres de la patria (no encontré
a ninguna “madre” de la patria) comparten una misma estética: la gran mayoría
son blancos. El Che, por ejemplo, era un doctor argentino, Fidel y Raúl Castro
son hijos de un soldado español y dueño de plantaciones, y el mismo José Martí
(figura más representativa en el imaginario cubano) era criollo de primera
generación, es decir, hijo de españoles blancos. El orden racial fue
fundamental en sus vidas, apoyado muchas veces por una clase trabajadora que
sustentaba su posibilidad de alcanzar el poder y sus privilegios.
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Anuncio espectacular citando la autenticidad cubana |
Mi primera
experiencia con estas imágenes fue en el trayecto del aeropuerto a mi hotel en
la Habana. Cada anuncio daba citas o frases de estos héroes mostrando su
determinación hacia la victoria definitiva. Había otras imágenes que mostraban
la autenticidad cubana como una cultura única en su tipo, imágenes de su
autenticidad y resistencia al imperialismo Yankee. Para enseñarnos a los
enemigos de Cuba el ejemplo más claro se encuentra en el museo de la Revolución
(localizado en el antiguo palacio de gobierno –irónico), en un mural
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Los Cretinos |
llamado
“Rincón de los Cretinos” mostrando a los 4 enemigos de Cuba: Fulgencio Batista
(caricaturizado exagerando sus características negroides: estructura de la
cara, labios carnosos, color de piel), Ronald Reagan, George Bush y George W.
Bush. Estas imágenes no son solamente imágenes que se encuentran a un lado del
camino en pancartas o en grafitis del Che; estructuras enormes han sido
erigidas para exponer visiblemente a estos héroes. Un buen ejemplo de esa
visibilidad está en la Plaza de la Revolución en donde un gran obelisco de 109
metros encumbra la plaza desde su observatorio en la punta. Abajo podemos ver
una gran estatua de 18 metros de alto del apóstol José Martí. Desde cualquier
punto de la plaza se pueden ver los contornos de las caras del Che y de Camilo
Cienfuegos adornando las fachadas de los edificios circundantes. Hay una
evidente atención hacia mantener estos recordatorios visuales.
Junto a estas
grandiosas imágenes es fácil olvidar la figura de Antonio Maceo Grajales.
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Maceo en el billete de cinco pesos cubanos |
Maceo
fue un general mulato bastante popular en la guerra de independencia. Hay una
historia no oficial que dicta que su muerte se dio bajo circunstancias poco
comunes, esperando municiones que nunca llegaron cuando ya estaba a punto de
tomar la Habana y conseguir la victoria definitiva, mostrando la falta de apoyo
del ejército y la inconformidad de los generales supremos de tener a un mulato
dirigiendo la avanzada definitiva a la Habana. Aunque Maceo sigue siendo una
figura importante en los libros de historia y los museos, es difícil encontrar
su imagen con el mismo peso visual y simbólico que los otros héroes cubanos:
Che, Camilo y Fidel (conocidos por sus nombres de pila). Esto es sólo un
indicativo de un fenómeno que se repite una y otra vez en Cuba: el “toquenismo”
(tokenism) racial. Incluyendo algunos héroes negros en el panteón
revolucionario, y dándole a los negros algunos pocos cargos en la
administración pública, y tratando de encontrar un ícono afrocubano (que no sea
parte del Buenavista Social Club) es evidente que la jerarquía racial antes mencionada
sigue vigente.
Esto es, sin
embargo, sólo el punto de vista de un viajero. Sabía que tenía que ir más
profundo y entrar en contacto con los cubanos y ver como hablan acerca de la
raza, el género y la economía. Así que salí por las calles de la Habana a
caminar por tantos barrios como me fuera posible y para hablar con cualquiera
que me encontrara en el camino. Empecé el recorrido por el Malecón (la calle
enfrente al mar, en donde la gran mayoría sale a pasear) e inmediatamente se me
aproximaron dos increíblemente talentosos músicos callejeros.
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Músicos en el Malecón |
Cuando les
pregunté cómo hacían dinero, cada uno me habló de sus múltiples trabajos
(mecánico, ingeniero, especialista en motores diésel, músico) pero de todos
ellos tocar música en el Malecón es la opción más lucrativa. Cuando me disponía
a darles una propina ellos mostraron preferencia hacia el CUC (Peso
Convertible, que se usa mayormente para adquirir productos de calidad y lujo, y
vale lo mismo a un dólar norteamericano) que hacia el CUP (Peso Cubano, que se
limita para adquirir bienes domésticos
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Puente de Hierro, uno de los barrios fronterizos entre 2 de los barrios más ricos de la Habana |
y guarda una diferencia de 20 CUP =
1CUC). El CUC tiene un valor mayor y por lo tanto la mayoría de cubanos
prefiere el CUC. Esta diferencia delinea en dónde se pueden comprar diferentes
cosas y quiénes pueden comprarlas; todo esto parece reforzar la separación de
clases sociales, en donde se aprecia la naturaleza racializada de la sociedad
cubana. Hay una correlación directa entre la zona residencial, poder
adquisitivo y color de la piel. La mayoría de afrocubanos viven en las zonas de
Habana Vieja, San Isidro, Centro Habana, Puente de Hierro y barrios al sur de
la ciudad, mientras que los más blancos viven en El Vedado o Mirarmar. Cruzar a
pie entre un barrio y otro es muy impresionante.
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Un joven mulato siendo arrestado por ofrecer sus "servicios" a una turista |
Mientras se camina
por el Malecón u otras áreas turísticas de la Habana las conversaciones con la
mayoría de las personas con las que me encontraba acababan en temas sexuales en
cuestión de minutos. Una frase que escuché más de una vez decía “Cuando vienes
a Cuba tienes que fumar un cigarro, beber ron y dormir con un(a) cubano(a)”.
Después un hombre me explicó que “Los cubanos tenemos 39 tipos de posiciones y
nunca repetimos una”, un joven me repitió lo mismo unos días después pero
agrandando su repertorio a “69 movimientos”. Sin embargo, el imperativo sexual
también se encuentra racialmente cargado, especialmente en el enorme movimiento
de prostitución que se encuentra en las esquinas del malecón así como en la
Rampa y las inmediaciones del Hotel Nacional.
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La prostitución es algo que prevalece en la ciudad y también está influenciado por las políticas raciales |
Varios amigos me
explicaron cómo la prostitución se organizaba de acuerdo a políticas raciales
dependiendo del gusto de los clientes: l@s europe@s l@s prefieren mulat@s o
negr@s, mientras que l@s latinqs l@s prefieren blanc@s. Básicamente se puede
obtener cualquier tipo de sexo con cualquier tipo de persona por cualquier
precio, si se sabe buscar. Dicho esto, en la mayoría de los lugares por los que
podía pagar lo más probable es encontrarse afrocuban@s ejerciendo la profesión
de “jineterismo”. Este es el eufemismo oficial para referirse a las
sexoservidoras para evitar llamarlas prostitutas, ya que junto al racismo, la
prostitución es algo negado por el discurso oficial.
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Leyenda en "bicitaxi" |
El imaginario
sexual también se proyecta en el arte, esto se puede ver en el mercado de
artesanías. Pinturas de mujeres desnudas abundan en este espacio y la mayoría
presentan características similares: pieles morenas, posturas exóticas, cuerpos
exuberantes. Sin embargo no vi ninguna imagen de alguna mujer negra (no digo
que no existan) con estos atributos. Las pinturas de mueres negras en su
mayoría presentan a la mujer no como algo atractivo sino como algo cotidiano:
fumándose un cigarro, con bolsas en la cabeza, afuera de casa. Estas imágenes
estaban por doquier.
En la plaza de la
Catedral, un buen lugar en la ciudad para tomar un café (o un Cuba Libre),
mujeres negras van vestidas con vestidos coloniales vendiendo flores y
ofreciendo tomarse la fotografía con ellas, pretendiendo fumar un cigarro de
gran tamaño, por una pequeña propina. Algunos hombres negros vestidos bajo la
moda de los años 40s recordándonos a Benny Moré. Ambos “performances”
parecieran representar imágenes del pasado. Esto también ayuda a enmascarar su
realidad marginaizada en la Cuba moderna.
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Imitador de Benny Moré en la plaza de la Catedral |
Hablando con estos
personajes, trabajadores independientes, me hizo pensar acerca de los mercados
formales e informales que operan en la Isla y que controlan su economía. Basado
en varias conversaciones, anuncios y mis
propias observaciones, estos individuos cumplen un rol social bastante
importante para la proyección de la bahía como nuevo centro turístico
internacional. Revitalizando un nuevo tipo de mercado para Cuba que piensa
incluir una marina de yates, un paseo a lo largo de la bahía, hoteles y una
cervecería.
Todo esto es parte
de un gran plan orquestado por el mismo Historiador de la Ciudad, Eusebio Leal
(el hombre más poderoso de la Habana según algunos habaneros) para hacer de la
Habana una de las ciudades turísticas más atractivas del
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Crucero "Delphin" en el puerto de la Habana |
mundo, basado en el
mejoramiento del centro histórico y de las partes más atractivas y vendibles de
la ciudad. El gobierno se ha encargado de limitar los permisos para operarse
como mercader (in)formal, ya que se tienen que adquirir varias licencias, pagar
derechos y unirse a cooperativas. Más allá de esto, la planeación de estos
espacios mantiene a los turistas separados de las masas pobres de la ciudad, en
donde la mayoría de los afrocubanos residen actualmente, dando incentivos
económicos a estas masas para quedarse o mudarse lejos de estas áreas de
desarrollo. El gobierno ha dado apoyos para levantar el comercio de los
llamados cuentapropistas, sin embargo como apunta Zurbano, el apoyo va dirigido
sobre todo a gente no-afro, misma a la que históricamente se la ha dado más
beneficios para reclamar el poder económico.
Esta inequidad ha
obligado a todos aquellos que no pueden tener acceso al apoyo gubernamental a
implementar un tipo de comercio informal e ilegal, mismo que ha creado una
compleja red de corrupción. Los cubanos desfavorecidos por lo general se ven
obligados a establecer negocios clandestinos, vendiendo sus cuerpos y bienes
robados, y teniendo que pagar sobornos para mantenerse fuera de la cárcel. Los
negocios informales están controlados y permitidos por el gobierno. Este es uno
de los mecanismos por los que la inequidad racial se ha mantenido vigente en la
Isla: negándoles el apoyo y forzándolos a un comercio informal e inestable, haciéndolos
dependientes del gobierno y perdiendo su
legitimación social.
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Frente de una tienda de cuentapropistas |
Esto no sólo limita
a los afrocubanos económicamente, también influencia la manera en que otros
cubanos ven a los afrocubanos creando estereotipos peyorativos. La mayoría de
la gente con la que hablé parecía tener un “pero”: “Aquí en Cuba no hay
racismo, pero...”, “Bueno, no soy racista, pero…” –“son flojos”, “los cubanos
tienen la ‘pinga’ más grande”, “no salgo con negras porque siempre quieren algo.”
Así, aunque la mayoría niega la idea de racismo en Cuba, la mayoría también
refuerza estos estereotipos basados en sexo, género, clase social y raza –los afrocubanos
son gente hipersexual, amantes empedernidos, flojos, poco inteligentes (excepto
por una inusual habilidad para la manipulación y el asalto). Hay un refrán que
citan la mayoría de cubanos blancos: “Es cierto que no todos los negros son
ladrones, pero todos los ladrones son negros.”
Mientras estos
estereotipos son meras generalizaciones, ayudan a sostener un tipo de racismo
invisible que salía a la luz en las conversaciones que tuve con varios
habaneros. Si el racismo ha sido creado y mantenido por poderes coloniales que
1) codifican y le dan significados sociales a la raza, y 2) usan esa
codificación para mantener una fuerza laboral continua que beneficia a una
élite eurocéntrica. Si es que no
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Beyoncé y Jay-Z paseando por las calles de la Habana |
hay racismo en cuba y el antiguo modelo de
acumulación capitalista ha sido erradicado, la inequidad racial no podría existir
54 años después del triunfo de la Revolución… sin embargo, el racismo no ha
desaparecido y de algún modo el
capitalismo ha logrado sobrevivir. A partir de lo que vi, las divisiones
raciales son evidentes, tanto geográfica como social y económicamente, así como
en las imágenes que la Revolución ha escogido perpetuar. También es aparente
que sigue habiendo enormes divisiones sociales en la Habana, mismas que están
ligadas al color de piel. Entonces, porqué tienen esa dificultad de llamar las
cosas por su nombre y aceptar que el racismo sigue activo en Cuba. Será porque
el Estado se ha convertido en la autoridad moral de la Isla, equipado con su
propio panteón de deidades encarnados en los héroes de la Revolución e independencia
estableciendo el campo de juego. Será porque ya hay suficientes afrocubanos en
el contingente de personajes históricos.
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Logo de un restaurante que apunta hacia la equidad racial predominante en el discurso oficial |
La misma semana que
estuve en Cuba, Zurbano remendó sus palabras publicadas en el NYT, la
controversial Django Desencadenado se presentaba en los cines, la poderosa
pareja Beyoncé y Jay-Z estaba de vacaciones por la Habana y una extraña
aparición del mismísimo Fidel Castro en una primaria, en la foto aparece Fidel
rodeado de niños mulatos. Zurbano dijo que el NYT había manipulado sus
palabras de “La Revolución para los
negro no ha terminado” a “La Revolución para los negros no ha empezado.” Su
aclaración llegó irónicamente al mismo tiempo que era destituido de su cargo
como jefe editorial en Casa de las Américas a analista e investigador.
Probablemente Zurbano pensó que podía dar su opinión sobre el fallo de la
Revolución en temas de la diferencia racial, después de que Raúl Castro hablara
públicamente de la persistencia de racismo en la Isla, justamente el mismo día
que anunciaba su retiro dentro de cinco años.
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Fidel Castro en el acto público, rodeado de niños y profesores negros y mulatos |
Así pues ¿la
Revolución no ha terminado o no ha empezado para aquellos que siguen esperando
un cambio en su situación desde hace 54 años? ¿Será que la calurosa bienvenida
a Beyoncé y Jay-Z fue solamente para subsanar la imagen del gobierno? Todas
estas respuestas quedaran pendientes a ser respondidas por ustedes, los
lectores. La Habana los espera, a menos que sean norteamericanos, ustedes
tienen que esperar a que se levante el embargo (a menos que sean Beyoncé o
Jay-Z).